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domingo, 26 de noviembre de 2017

Mi testimonio de 'Sin saber por qué...' de Adolfo López García

La vida que queremos vivir parece complicada ¿no? Y a pesar de saberlo, la descripción que te ofrece este libro es tan real que atrae.


Es curioso lo que hice cuando terminé de leer este libro la primera vez. De manera espontánea y, sin saber por qué..., me fui de nuevo al capítulo del principio que se titula «Yo Soy».
¿De qué trata el libro? Léelo, porque es cuerpo, mente, familia, valores, sociedad y amor... Léelo, porque es una guía de aprendizaje para amarse a uno mismo, pero no de autoayuda convencional, porque está escrito desde la humildad de alguien que sabe que las «recetas generalistas» no son útiles a todos por igual. 

Defino su lectura como un cuadro de emociones..., cada una de un color, que te permiten avanzar sintiendo la vida, y afianzando un sentimiento primario y universal que cierra el círculo. «Yo soy queriendo ser feliz conmigo y contigo, querido lector».



Sin saber por qué... | Adolfo López García | Babidi-Bu Libros | 21 de noviembre 2016 | 110 páginas | Desarrollo personal

Hace casi más de un año que leí Sin saber por qué… Tras poner fin a esa lectura y una semana de introspección, escribí mi testimonio de esta experiencia esperanzadora y que me devolvió a años atrás. En su momento la guardé con celo, quizá no estaba preparada para que viera la luz, porque era una parte de mí, algo que pocas personas conocen, sentimientos muy íntimos. No por miedo a compartirlo, no, no es la palabra para explicarlo; hoy sé que ahora es el momento para dar mi testimonio, hoy sé que lo que me hizo sentir necesitaba un tiempo en reposo.
Córdoba, 13 de noviembre de 2016. 
Sin saber por qué… ha sido un viaje al pasado, a volver a sentir de nuevo sensaciones vividas junto a la protagonista. Junto a ella he revivido mi proceso de reconstrucción, he regresado a cada etapa, a cada sentimiento y sensación, a sentir el dolor, la ansiedad, la incertidumbre que un día asolaron mi vida, a tener esas dudas y esos miedos que formaron parte de ella. Me ha hecho llorar, y mucho. Sin embargo, experimentar de nuevo la sanación de esas heridas, esa sensación de libertad por ser yo cómo quiero ser, con mis ilusiones y mis sueños, y que un día deseché, ha sido muy placentero y han hecho brillar con más fuerzas mis anhelos, mi amor por sí misma para poder seguir amando a los demás. Ha sido un viaje maravilloso y que gracias al libro he podido hacer.  
Mi capítulo favorito es El aroma de la navidad, por muchas razones, leerlo me ha permitido volver a contestar las preguntas que me hice cuando tomé la decisión de empezar a vivir la vida que quiero por mí y no por los demás. Quiero hacer felices a los demás, pero siendo feliz yo también. 
Para mí, Sin saber por qué… es una lectura que invita a reflexionar, a ahondar en nuestro interior conociéndonos, buscando a nuestro yo más íntimo, más auténtico, ese que en muchos casos o situaciones no queremos que salga a la luz, porque no somos la persona que se espera que seamos o que queremos ser. Por esa negación a sí mismos perdemos nuestra identidad, nuestra propia felicidad, olvidamos nuestros propios anhelos para dar paso a los de otra u otras personas, que anteponemos. Esa imagen perfecta que queremos dar es una careta para ser aceptados en la sociedad del espejismo continúo, donde el exterior material cubre un interior vacío y sombrío, uno sin sentido, y que será accionada solo cuando seamos felices con nosotros mismos.  
A veces no nos damos cuenta de dónde estamos sumidos y, el día menos esperado, sin saber por qué…, una circunstancia nos abre los ojos devolviéndonos a la realidad, haciéndonos u obligándonos a volver a empezar y a encontrar un sentido a nuestra vida para ser dueños de nuestro destino y tomar las riendas. 
Nunca debemos de renunciar a ser nosotros mismos, a ser felices, para ser lo que esperan los demás o ser algo que no somos, porque eso nos va a llevar a vivir una vida que no es real, sino la de un extraño. 
Sin saber por qué… me ha trasladado al pasado, 5 años atrás, en los que era esa extraña en la que me había convertido, incluso para mí misma. Me ha recordado lo que fui y aquello que me permití ser y que no me hacía feliz, y ver que, en aquella época, no me daba cuenta. La juventud, las expectativas de un futuro que no era para mí y la influencia de la persona de la que me enamoré, me llevaron a una ceguera emocional en aquellos años; años que se han quedado muy atrás, convirtiéndose en recuerdos. Esos han sido el principio de la persona que quiero ser, de la mujer en la que me he convertido y que es amada por ser clara, transparente, por ser sincera. Recuperé la esencia de esa chica de 25 años que quedó esperando a ser encontrada, a ser rescatada para evolucionar y madurar tras una experiencia que solo la vida nos puede dar, y de la que debemos aprender, con buenos y felices momentos, no lo voy a negar. Hay una frase que tengo muy presente desde aquella liberación, es «Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo» y es una cita de Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás, más conocido como George Santayana.  


En aquel momento, compartir lo que mi corazón guardaba con una amiga fue mi balsa de aceite, mi refugio para lamerme las heridas y poder resurgir. No quise acudir a un desconocido, yo tenía claro qué quería y hacia dónde quería ir. Ella fue la persona que necesitaba, me ayudó mucho y estaba siempre para mí, a veces con un simple abrazo. Ella y la chica de 25 años me sacaron a flote, haciéndome ver que la vida es aquella que queremos que sea.
Con el paso de los años, he aprendido que el pasado es algo que nos acompaña a lo largo de nuestra vida. Y que el conjunto de él es la base para conformar quiénes somos, cómo actuamos y cómo pensamos; en definitiva, el lugar del que venimos son los cimientos de los valores que tenemos. El pasado influye en nuestra vida y en nuestro día a día, en nuestras sensaciones y emociones ante algo o alguien, conocido o no. Sin embargo, el pasado es un recuerdo y debe quedarse como tal, no tiene que ser una losa ni condicionarnos para ser felices. Debemos tener claro que nos merecemos evolucionar y centrarnos en nuestros nuevos proyectos y en disfrutar del instante en que nos encontramos, siguiendo con nuestras vidas, siendo felices por nosotros mismos, y luego con los demás. Para logarlo, primero tenemos que querer asumir que es parte de nosotros, que no podemos deshacerlo y que debemos olvidar a aquellos que nos hicieron daño y perdonarnos a nosotros mismos por los errores que cometimos. 
Hoy leo estos párrafos, sintiendo como mi corazón vuelve a latir desbocado ante las palabras que, sin saber por qué, tecleé hace un poco más de un año con las lágrimas surcando mis mejillas. Hoy me emociono, pero mi boca se curva en una sonrisa. Hoy Sin saber por qué… sigue en mi mesita de noche, me recuerda que yo elijo el camino que quiero para mí.

Lector, recuerda que la «pócima de la felicidad» está en ti, tú tienes la varita mágica para conseguirlo. Te invito a que te dejes llevar por Sin saber por qué..., uniéndote a la experiencia que te regala este precioso libro.


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