¡Hola! Me llamo Leonor Basallote. Soy gaditana afincada en Toledo. Estudié Historia en la Facultad de Sevilla y me dedico a labores administrativas, a escribir y a ser madre.
Mi primera novela se llama Una Alumna Difícil. Se publicó en 2014 con muy poca difusión por parte de la editorial y pasó desapercibida en este mundo de locos.
Ahora, con Tres Segundos, vengo con energías renovadas, una nueva editorial que se está abriendo camino y un conocimiento de cómo es todo esto por dentro.
Mi mayor pasión es escribir, tengo bastante claro que solo unos elegidos consiguen vivir de ello, pero es una droga y necesito crear personajes y contar historias.
Con Tres Segundos he trabajado muchísimo. Marta y Carlos se han convertido en parte de mi vida, porque sin lugar a dudas, la de ellos, podría ser la historia de amor de cualquiera. Los enredos, malentendidos, declaraciones y pasiones que ellos viven están sacados de declaraciones escuchadas en la calle que, salpimentadas con la imaginación de una servidora, dan como resultado una historia de amor que no os podéis perder.
Datos de la novela:
Título: Tres segundos
Título: Tres segundos
Autora: Leonor Basallote Gómez
Editorial: Red Apple Ediciones
Fecha publicación: 17/11/2015
Sinopsis
¿Qué harías si tu amor de la adolescencia se volviese a cruzar en tu vida?
¿Qué harías si todo a vuestro alrededor estuviese dispuesto para que cayeras en la tentación y sintieses que no te lo mereces?
¿Qué harías si el pasado aún tuviese un as en la manga?
¿Lo dejarías en manos del destino?
Ajenos a las trampas del pasado, a los miedos inconfesables, a las apariencias, a las verdades sin tapujos y a las mentiras que duelen, Marta y Carlos intentan que el amor sea lo más importante; aunque antes tengan que luchar contra el viento y descifrar que lo que les guía es lo mismo que los une.
Descubre la historia de Marta y Carlos en medio de todos estos interrogantes y sabrás qué camino seguir cuando te guía el corazón.
Booktrailer Tres segundos de Leonor Basallote Gómez
Los protagonistas de Tres segundos:
Hola soy Carlos, un tipo normal,
con pasión por los deportes, la aventura y la buena comida. Esta pasión me
alejó de la medicina y abrió el camino para emprender mi negocio; una cadena de
gimnasios que me permite vivir como quiero.
Hasta
que la encontré a ella, pensaba que mi vida iba a las mil maravillas.
El
pueblo, en octubre, no ofrece muchas alternativas de diversión y el destino me
la puso delante. La bella y dulce Marta, volvía a aparecer después de casi seis
años. Pero no era la misma, la Marta que me tropecé era misteriosa, sensual y
atrayente, todo un desafío para mi espíritu aventurero. Su pelo castaño y sus
ojos color miel parecían tener muchas historias pendientes.
Siempre
quise a Marta, pero nunca de la forma en que ahora mi cuerpo parece reaccionar
cada vez que la tiene cerca. Ella era un ángel, alguien a quien conservar cerca
y que transmitía una luz diferente. Sabía que no le era indiferente; aunque
jamás hubiese intentado nada con aquella pequeña que se cruzaba una y otra vez
en mi vida. Siempre estuve pendiente de ella. Me encantaba cómo forzaba ese
encuentro “casual” en mi camino a casa. Sus ojos brillaban tanto que, desde
lejos, sabía cuanta ilusión le hacía ese momento
Un día desapareció. Nadie supo
decirme qué le llevó a huir del pueblo sin despedirse.
Ahora,
la Marta que se ha cruzado en mi camino tiene algo que debo descubrir. La mujer
que tengo delante nada tiene que ver con la que mi cabeza ha albergado estos
años.
Nuestro
tropiezo no creo que fuese calculado; se la veía tan nerviosa intentando
agarrar las bolsas de la compra y sin saber dónde fijar su mirada. Me escudé en
las gafas de sol para recorrer su cuerpo. Había cambiado. La niña que
desapareció había dejado salir a toda una mujer, aunque un leve temblor en su
voz me animó a indagar. Verla recolocarse la melena y ajustar su postura
despertó en mí esa curiosidad de la que un buen aventurero nunca debe
alejarse.
Ahora
no tengo tan claro cuáles son los deseos de Marta, pero no desistiré hasta
descubrirlos.
Soy
Marta, la indecisa, enamoradiza y sensible Marta. O al menos, esa era yo antes
de huir. Fue duro, pero volvería a hacerlo.
Ahora, después de seis años en
los que he conseguido vivir de mi profesión de periodista, recompuesto mi vida
y diseñado cada uno de los caminos que recorreré, debo volver.
Nada de lo que hubiese imaginado
encontrarme en este inesperado regreso lo incluía a él. Carlos siempre fue mi
debilidad, sus ojos verdes, su mirada profunda y esa invitación escrita en su
sonrisa, hacían que me olvidara de todo. Sabía sus horarios, la ropa que
llevaría puesta, cómo tomaba el café, qué le hacía sonreír y qué le enfadaba. Y
lo que tenía más claro, era que yo no le interesaba en absoluto. Se convirtió
en mi obsesión, pero nuestra diferencia de edad y nuestros estilos de vida eran
incompatibles.
Tenerlo de nuevo cerca no me
beneficia, ¿o quizás sí? Desechar la imagen idealizada que tengo de Carlos y
construir una nueva, desde la tranquilidad que me ha dado la distancia, podría
ser un buen juego. La nueva Marta no huye, se enfrenta, aunque su contrincante
le derribe sus defensas nada más haberlas construido. Debería alejarme, lo sé.
Solo el hecho de estar sentada a su lado, a plena luz del día, en una
cafetería, me pone nerviosa. Tenerle tan cerca observando cada uno de mis
movimientos y sintiéndome estremecer me demuestra que mis sentimientos por
Carlos no habían desaparecido, tan solo los tenía enterrados en un lugar
profundo de mi corazón, dispuestos a aparecer en cualquier momento.
“—Te ha sentado bien el cambio. Si
te hubiera visto fuera del pueblo, no sé si te hubiese reconocido. —Marta se
acomodó de nuevo para no sentirse avergonzada de su escrutinio, el rubor de las
mejillas y el sudor en las manos no tardaron en aparecer.
—Tú
en cambio no has cambiado nada, sigues siendo peligroso. —Aquellas últimas
palabras casi las dijo para sí misma.
—Nunca
he sido peligroso contigo.
Al
escuchar su respuesta, Marta se recriminó a sí misma ser tan bocazas. La conversación
estaba tomando un cariz algo tentador que no tenía previsto, pero no todo lo
podía controlar. Su rostro bronceado, unido a su sonrisa y a esa forma pausada
e hipnotizadora de hablar, hacía que sus pensamientos ya llevaran como una hora
en otro escenario que no era precisamente aquel restaurante.
Marta
sintió arder su cara. Estaba claro que aquella faceta de Carlos la desconocía y
no estaba dispuesta a explorarla. Tenía que poner los pies en la tierra y
ahuyentar sus miedos infantiles.
—Pues
yo creo que se nos pasó el tren. Ahora la vida nos ha puesto de frente para
exorcizar aquellos miedos. Yo estaba completamente colada por ti. —Por fin lo
había soltado y se sentía libre. Aquella confesión le había pesado como un
yunque durante muchos años, ya era hora de que cada cosa estuviese en su lugar.
Cuando Marta consiguió sacar afuera todos aquellos pensamientos de la infancia,
enquistados durante más de diez años, sintió que pesaba menos, que se liberaba
de unas cadenas. Eso era su amor por Carlos, unas cadenas que no la habían
dejado avanzar como debiera. Por eso ninguno de sus intentos de relaciones
habían prosperado. Ella seguía atada a aquel recuerdo. Se alegró de que la vida
se lo hubiera puesto delante con esa imagen apuesta y triunfadora. No era otra cosa
que inalcanzable. Lo que años atrás le hubiera parecido una repetición del
cuento, ahora lo veía como la moraleja. Carlos no era para ella, tenía que
soltar lastre y verlo claro como el agua.
Marta
estaba tan absorta en la revelación de su mente que no se dio cuenta de la
reacción inmediata de Carlos ante sus palabras. Se había puesto rígido y su
semblante, antes relajado, se había tornado serio. Su mirada se clavó en la de
ella, que seguía dando explicaciones de por qué era mejor ser amigos, y acabar con
aquella atracción.
La
camarera se acercó a retirar los platos y a preguntar si querían tomar algo de
postre. Marta se sentía triunfadora, se atrevió a pedir un poco de helado de
nata con caramelo. Carlos observaba cada uno de sus movimientos.
—Lo dices en pasado. —A ella le
descolocaron sus palabras, ¿a qué se refería?
—No
creo que haya otra forma de contarlo. —La estaba poniendo nerviosa con esa
forma de mirar tan penetrante y acusadora. Le acababa de facilitar las cosas,
ya no tenía que fingir interés por la chica que estuvo detrás de él media
adolescencia.
—No
creo que sea cierto. Mi versión es completamente distinta, y pienso
demostrártela, pero para eso, no te voy a aburrir con palabras. —Se acercó
lentamente a su boca fría por el helado y pasó casi rozando sus labios a
susurrarle en el oído. —.Yo prefiero los hechos.
Aquellas
cuatro palabras suspiradas tan cerca de su cuello, que se quedó frío al
instante en que su cuerpo se separó de ella, hicieron que Marta reconsiderara
si todo lo que acababa de decir lo podía tirar a la basura y hacer borrón y
cuenta nueva con el nuevo y desconocido hombre que tenía delante.
No
conocía a aquel Carlos. Cuando descubrió que era imposible que lo conociera
porque nunca la había seducido con susurros y miradas eternas, supo que su plan
estaba haciendo aguas por todas partes.”
¿Quién soy yo?
Leonor Basallote es una gaditana de 39 años con lugar de nacimiento en Alicante y un pueblo de Cádiz, llamado Barbate, grabado en el corazón. Estudié Historia en Sevilla, viví en Madrid muchos años y formé mi familia en Toledo, donde resido actualmente. Mi afición por la escritura viene desde pequeña, pero es solo desde hace dos años que mis escritos los leen otras personas. Mi primera novela Una Alumna Difícil la editó Editorial Seleer en el 2014 y esta es mi segunda experiencia en el mundo de la novela romántica. Tres Segundos ha salido de lo más profundo de mis sentimientos y anhelos para mi tierra, mezclados con unas dosis enormes de recuerdos y una historia imaginaria que podría pasarle a cualquiera.
Mi pasión por la novela romántica ha ido en aumento en los últimos años y actualmente, compagino mi trabajo, con mi recién estrenada pasión pública y una maravillosa familia a la que he robado mucho tiempo para dedicárselo a estas páginas.
Mis redes sociales:
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